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Sábado de confusión

Vemos el sábado después de la crucifixión en Jesús, y no encuentro detalle alguno de lo que pasó con Jesús en ese día antes de resucitar. Tenemos todo los detalles de lo que pasó el viernes, pero del sábado podríamos decir que fue un sábado de confusión pues no hay muchos datos de ese día.

El viernes después de Jesús morir se apresuraron a llevarlo al sepulcro ya que el día siguiente al ser sábado, los judíos celebraban el Sabbat, más conocido como el día de reposo, y era el día más importante de la tradición judía.

  • Se abstenían de toda clase de trabajo
  • No se podía plantar, sembrar, cocinar, atar o desatar algo, escribir, construir, en definitiva ninguna clase de trabajo.

Jesús había vivido un viernes de sufrimiento que voluntariamente había aceptado y todo ese sufrimiento con el firme propósito del perdón de nuestros pecados y que pudiéramos relacionarnos con Dios.

Por lo tanto, entendemos lo que sucedió el viernes, y lo que sucedió el domingo, pero ¿Qué pasó el sábado? Al parecer no pasó nada, y probablemente estés viviendo un sábado de confusión en este momento, donde el enemigo está haciendo todo lo posible para hacerte creer que no va a pasar nada.

Estudiando lo que vivió Jesús el sábado, solo encontré una referencia en los evangelios:

“Al día siguiente (El sábado), que es después de la preparación, se reunieron los principales sacerdotes y los fariseos ante Pilato, diciendo: Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré”. Mateo 27:62-66

El sábado los enemigos de Jesús se acordaron de lo que él había dicho y de lo que había prometido: después de 3 días resucitare de entre los muertos.

En esos momentos donde parece que no está pasando nada hay alguien que está más nervioso que tu y es el enemigo; el diablo sabía y recordaba lo que Jesús había prometido.

— Porque no hay resurrección sin muerte.

— No hay sanidad sin enfermedad.

— No hay milagro sin crisis.

Y en esos momentos donde aparentemente no está pasando “nada” hay algo que sigue firme y que nada ni nadie puede detener y son las promesas de Dios. Tal parece que los enemigos de Jesús parecían entenderlo más que los mismos discípulos, los cuáles no entendieron que Jesús iba a resucitar hasta tiempo después cuando Jesús mismo apareció y les dijo: he resucitado.

Si te has sentido como los discípulos que en medio de la confusión se olvidaron de las firmes promesas que Jesús les había hecho, después de caminar con Jesús, ver los milagros que hizo en la tierra pero llegó un tiempo como ese sábado de confusión donde nada ocurre, cuando todo está paralizado, no temas pues pronto llega tu gran domingo, y hay algo que si permanece en medio de tu sábado de incertidumbre y son sus promesas.